Periodista: Elizabeth Lang
Marisol Quezada. Mujer nicaragüense trabajadora de 43 años. Piel de tez café, ojos marrones, pelo café oscuro y una sonrisa contagiosa de alegría. Esta es Marisol a primera instancia. Ella es una mujer que está inmersa con mucho amor entre las costuras.
Sus manos son fuente de creación dentro del proyecto de emprendimiento de SIFAIS llamado Entre Costuras. Su amor por las costuras y la confección comienza cuando tenía 19 años y vivía con su familia en el poblado de Chinandega, cerca del Volcán Cosigüina en Nicaragua.
Sus primeros acercamientos a las costuras, la confección y los textiles ocurrieron cuando su madre le enseñó a hacer uniformes. Marisol aprendió de su madre, pero desarrolló su propio estilo a partir del uso de patronos.
Para desarrollar aún más sus conocimientos, llevó varios cursos de corte y confección certificados por la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG) y la Casa de las Mujeres en Nicaragua.
Su amor entre las costuras tuvo que ser relegado por un tiempo en el momento que tomó la decisión de irse a vivir a Costa Rica. Las telas, agujas, tijeras e hilos tuvieron que ser cambiados por escobas, palopisos, plumeros y planchas al tener que dedicarse a trabajar como servidora doméstica.
“Todo tiene su tiempo porque Dios pone cada tiempo y si tuve la necesidad de pasar todo eso. Que limpiando baños, que barriendo, que cocinando, que planchando. Haciendo todo eso es necesario que uno lo haga porque así a uno no le queda duda, pero después una patrona mía se dio cuenta que yo sabía de costura,” comenta Marisol.
Fue ahí cuando todo comenzó a dar un giro para Marisol. Su patrona le recomendó cambiar los quehaceres de la casa por coser ropa, meterse entre las costuras y aprovechar su talento como fuente de trabajo.
“Una señora, me decía: Mari, el estudio del corte y confección es una cosa que te vale en la China, la conchichina y adonde sea. Vea. Usted ahora después de hacer el trabajo en telas hace trabajos en bolsos. Y me dice: Mari, siga adelante porque es hora de que eche a andar todo lo que usted estudió,” recuerda Marisol.
Una vez ya Marisol convencida y con más tiempo para dedicar a la confección, las costuras y las telas, ella se fue a vivir a Carpio con su hijo y el padre de su hijo. Ya establecida en Carpio y tras la separación del padre de su hijo, Marisol se enteró de SIFAIS. Ahí llevó a su hijo para que fuera a uno de los cursos.
“Cuando pasó la separación del papá de mi hijo, entonces vine yo y me metí de lleno con SIFAIS a ser una de las voluntarias porque digo yo: estoy para distraerme y toda la dolema de la separación y todo eso, entonces ahí uno tiene que buscar algo,” menciona Marisol.
Fue después de incorporarse a SIFAIS con el taller Entre Costuras, hace dos años, donde Marisol empezó a enfocarse cada vez más a elaborar distintos productos desde bolsos hasta cosmetiqueras y cartucheras. Ahí mismo en SIFAIS descubrió su labor como directora en el taller y el compañerismo dentro de su equipo.
“Entre Costuras es un proyecto que nació de enseñar costuras. Todas las muchachas que usted ve aquí, excepto el muchacho, ellas aprendieron conmigo. Ellas estudiaron en lo que es Corte y Confección, el curso que se da aquí,” relata Marisol.
“Todas ellas han pasado por ahí porque si no pasan por ahí, hay problemas. Ellas tienen que aprender a saber manejar la cinta métrica porque ahí aprenden a cómo hacer. Saque un corte de tanto por tanto, uno les dice. Ya ellas saben el manejo de la cinta. Todas ellas han sido alumnas mías,” comenta Marisol, señalando a su equipo de trabajo.
Fue así como poco a poco Marisol tomó el rol de directora y maestra dentro del taller para así trabajar fuertemente en conjunto con sus compañeros Mirena Martínez, María Sánchez, Griselda Hernández, Yader Avilés, Angélica Pérez, Cecilia Jirón y Mayra Moya. Entre todo el equipo se dividen las labores de producción, la elaboración de patronos y las ventas.
Es así como Entre Costuras se estableció y busca crecer cada vez más en busca de participar activamente en ferias nacionales para poder vender su producto.
“Yo quisiera que, no sé de qué manera, podamos ir tocando puertas para poder la oportunidad de tener por lo menos un permiso. De poder nosotros ir a todas las ferias a vender. Nosotros quisiéramos y eso es lo que siempre anhelamos, que nos puedan apoyar de esa manera,” comenta Marisol eseperanzada.
Por esa esperanza y ese amor entre costuras es que Marisol se mantiene trabajando fuertemente.