Con el golpe militar del gobierno democráticamente electo, Augusto César Sandino toma el poder y se convierte en el ‘caudillo’ del movimiento político- cultural que daría origen a la lucha de las libertades populares de 1927 a 1933.
En la época se consideraba que los sandinistas tenían el deber de saber hacer de todo y prepararse para la nueva conducción del trabajo de las masas siempre teniendo el objetivo de la elevación de la disciplina laboral para cumplir con los objetivos previamente establecidos en su doctrina.
Para los marinos estadounidenses que ocuparon el territorio de la República de Nicaragua, la persecución y la búsqueda constante de acciones concretas para detener el movimiento también, conocido como el bandolerismo, era una lucha de todos los días.
La presencia estadounidense representó un obstáculo para la concreción de los fines intencionados; sin embargo la persecución del verdadero sandinismo de defender la patria y su independencia política fue crucial para la construcción del nacionalismo e identidad.
“Los nicaragüenses – escribió el General Augusto Sandino – son intrépidos y políticos y hasta poetas por naturaleza”
El movimiento sandinista de hoy comparte las raíces identitarias de la ideología constituyente; sin embargo el incremento de acciones violentas y criminales refleja la reivindicación de lo que fue en la década del sandinismo la guerra de guerrillas.
El gobierno propone una reforma del sistema del aporte social que implicaría un incremento de la deducción del 6,25% al 7% de las personas asalariadas, un incremento del pago del 19% al 22,5% de los empleadores y la reducción del 5% de las pensiones acciones que han conllevado a un sector de la población a protestar.
Hasta la fecha se reportan 6 muertos, 300 heridos y 15 desaparecidos en las manifestaciones, cifras que alarman a las autoridades gubernamentales que buscan restablecer el orden.