Costa Rica posee bancos a tuneros, de carácter mundial, de una riqueza brutalmente explotada por empresas extranjeras, orientales, europeas y norteamericanas, sin que el país, ni el Gobierno, puedan hacer mucho en su control, por la falta de medios para ejercer ese control soberano de nuestros mares, o por complicidad de autoridades nacionales, que han favorecido esa explotación casi sin ningún beneficio para el país y el pueblo costarricense, no exigen, a las flotas que explotan nuestros mares, los niveles tecnológicos de rastreo de buques y de pesca que hoy existen.
La pesca de arrastre es un método de pesca que es brutal en la forma en que se ejecuta. Se hace lanzando redes de deriva, lastradas, que van raspando el fondo marino para capturar todo lo que se encuentre en su paso.
Generalmente tiene forma de calcetín donde va cayendo o entrando todo lo que se arrastre. Estas redes son remolcadas por embarcaciones o buques. Actúan en esta pesca de arrastre barcos en pareja y hasta con dos redes por barco.
En estas redes cae todo tipo de animales marinos. Aquí no importan las especies que caigan en la red, aspecto que tampoco se puede precisar, porque aunque hay redes de arrastre especiales para cierto tipo de especies de peces o camarones, las que emplean son para arrastrar todo lo que se pueda.
Aquí lo que interesa es la mayor cantidad de peces y animales que se puedan atrapar o pescar, susceptibles de ser vendidas, incluidas las tortugas víctimas de esta pesca.
Este método de pesca no garantiza ninguna explotación sostenible ni evita la captura accidental de peces que no se quieran pescar.
Los pescadores artesanales, indican que las redes de arrastre capturan un 20 % del camarón, mientras que el restante 80 % es fauna de acompañamiento, que son otras especies como tiburones, rayas, pargos y peces bebés, por lo cual afecta el ecosistema marino.
La esencia de este método es capturar los peces de fondo. Las redes llegan al fondo oceánico destruyendo todo el fondo marino, los corales, los ambientes naturales marinos, los ecosistemas propios del fondo oceánico, los organismos de ese fondo, el plancton y alimento básico de muchas especies marinas. La pesca de arrastre altera totalmente las cadenas alimentarias de estos ecosistemas, perjudica el hábitat de las especies que viven en esos fondos y lechos marinos, altera el ciclo de vida e impide la reproducción natural provocando en muchos casos extinciones de especies.
Por medio de esta práctica se daña irreparablemente biosistemas, y al destruir los refugios naturales de muchas especies las expone a los depredadores marinos aumentando el daño ambiental y ecológico, al tiempo que reduce a estas especies depredadoras, que desempeñan un equilibrio natural.
Las redes de arrastre destruyen ambientes y organismos en los fondos de nuestros mares. La captura de especies no deseadas no solo es un sacrificio animal sino que tiene mayores efectos negativos a largo plazo, nuestro país y animales no se merecen el daño que causa una práctica pesquera de este tipo, piense en el futuro de su familia y de Costa Rica.