“Detrás de los hilos celestes con tal de que fuera perfecta en su primer día”

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Padres, estudiantes y cuerpo docente durante el acto de apertura del curso lectivo en la escuela Otto Hubber.

“Solté los hilos celestes de su gabacha, planché cada paletón, todo para que fuera perfecta su primer día de clases.”

Aún recuerdo esa frase como mi primer año en el colegio, quizás por su lenguaje coloquial que me expresaba, o simplemente, porque fue la impresión de una madre de familia que se preparaba para llevar a su hija con la mejor gabacha junto con sus paletones relucientes y perfectos que había hecho la noche anterior con ayuda de un paño húmedo.

Es el relato de Mayra Chaves, una madre de familia que desde días antes hacía el conteo regresivo con tal de ir a dejar a su pequeña, Arantxa, en su primer día de clases.

Fue la mañana nublada del jueves 8 anterior, las calles de San José abarrotadas de carro con niños, jóvenes y padres de familia. Era ese el inicio del curso lectivo del 2018, según el Ministerio de Educación Pública (MEP) 943mil estudiantes iniciaban su primer día de clases.

En el momento que nos acercábamos a la Escuela Otto Hubbe en La Uruca, notaba la impresión y entusiasmo de los más pequeños. ¡Así fue! Cuando llegamos al lugar era m evidente la alegría de los más chicos.

Ahí fue donde inicié mi conversación con Mayra, sus ojos resplandecían alegría y su voz cortada la tristeza de ver que su hija menor había entrado a clases.

Mientras más plasmábamos la conversación,me contaba la preparación para que su pequeña Arantxa llegara impecable en su primer día. Con sus dos colitas a los lados, su mochila de rodines y us paletones de la enagua bien hechos, marcó el inicio de las clases de Arantxa.

Acompañé a su madre durante 30 minutos mientras se presentaban los profesores y distribuían la lista de estudiantes, pero no fue hasta que escuchamos el apellido “Cárdenas Chaves”, para ir a dejar a la menor a su salón de clases.

Afuera del aula estaban muchos padres de familia, los niños ya estaban jugando y a la esquina del lavamanos uno de ellos llorando porque no vería a sus papás por unas horas.

Y por otro lado, la profesora con su sonrisa diáfana dándoles la bienvenida al salón de clases a esos niños deseosos de aprender y jugar.

Así se marcaron las primeras impresiones en el inicio de clases, muchos niños alegres por ello y muchos padres deseosos de escucharlos leer en instantes. Esa es una historia de vida, así como Mayra, queda en evidencia que muchos padres anhelaban ver a sus niños con paletones y sus sonrisas impecables en ese “Mi primer día de clases”.