Sueños Azul y Blanco.

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 Son miles los Nicaragüenses,  quienes a raíz de la crisis sociopolítica en Nicaragua, tuvieron que emigrar hacia diferentes países. Hasta el año pasado en este país, Costa Rica, se contabilizaban al menos 55,000 Nicaragüenses refugiados, pero se cree que la cifra total a esa fecha oscilaba entre los 70, 000 a 80,000 personas originarias de Nicaragua.

Dentro de la sociedad costarricense se escuchan diferentes puntos de vista acerca de esta situación, hay quienes piensan que hay espacio para todos aquí, y hay quienes opinan, que todos estos inmigrantes afecta de una u otra manera al País.

Pero, fuera de la percepción que cualquier persona pueda tener ¿Quiénes son los Nicaragüenses? ¿Qué hay detrás de los simples números estadísticos?

Podemos decir que este grupo de inmigrantes es en esencia, aquella madre que tuvo que salir con sus hijos a un país extraño, sin contactos, sin un techo o una simple cama o el joven universitario que cursaba su carrera y tuvo que dejar todas sus aspiraciones atrás cambiándolo por una pala, clavos y martillo en un trabajo muy distinto al que anhelaba tener, es ese médico, ese licenciado, ese ingeniero que de la noche a la mañana tuvo que dejar su profesión y huir de su pais para salvaguardar su propia vida y la de su familia. Son todas estas personas a quienes el panorama les cambió radicalmente, pero que día a día luchan por mejorar su condición de vida, luchan por construir un futuro mejor para sus hijos.

El Nicaragüense es al que generalmente veremos ocupando oficios de mano de obra no calificada, como doméstica,  jardineros, trabajos de construcción, despachadores, etc. Pero quienes  encontrando los medios, las herramientas que le ayuden a posicionarse en mejores puestos laborales, los saben aprovechar al máximo.

Actualmente, existe el programa de Zonas Actim, un programa de capacitación intensiva a personas en zonas vulnerable, el que ha dado la oportunidad a un buen número  de Nicaragüenses para capacitarse, dentro de ellas está Adriana, una joven quien tuvo que interrumpir sus estudios universitarios y moverse a Costa Rica en el 2018, el cambio fue brusco y lleno de frustración a como ella misma lo explica:

“Me encontraba cursando la carrera de Licenciatura en Inglés,  ya que siempre me he sentido atraída por los idiomas y tuve que moverme por los disturbios y el miedo que azotaba a mi país, al venir aquí he trabajado en empresas de manufactura, un trabajo arduo y llegaron momentos en los que me sentía decepcionada y completamente frustrada, no estaba realizando el trabajo que soñaba y en el cual estaba enfocandome antes, pero no tenía de otra, había gastos que solventar, mis compañeros que quedaron allá en Nicaragua continuaron estudiando y ya están a punto de salir y eso me hacía sentir que me estaba quedando atrás. El programa de Zonas Actim me da como luz al final del túnel, me hace creer que aún puedo retomar aquellas metas que pensé quedarían sepultadas”

 En sí, ese es el Nicaragüense, aquel que toma las oportunidades como el  surfista monta una ola, quien viendo la ola venir, aún así sea inmensa, sabe que la puede enfrentar y montarla y posicionarse en la cima. Tan solo hace falta que hayan programas como el de Zonas Actim que permiten que personas vuelvan a soñar.

Eso somos los Nicas,  hombres y mujeres llenos de sueños, que estamos concientes de nuestro potencial, que amamos nuestra patria y respetamos la que actualmente nos cobija, que estamos ansiosos por demostrar que los hijos de esa patria en luto, pueden brillar lejos de casa. Nuestros sueños son vastos, no tienen límites. Tenemos sueños profundos como el azul del cielo y blancos como la infinidad.

Sueños AZUL Y BLANCO.